martes, 4 de mayo de 2010

Vida de una Geisha...


En Japón, estado insular de Asia oriental, existen unos distritos especiales, llamados Karyukai, que están dedicados al disfrute de los placeres estéticos. En estas comunidades viven y trabajan las geishas, profesionales instruidas para las artes.
El termino karyukai significa "el mundo de la flor y el sauce". Así toda geisha es en esencia hermosa como una flor, y a la vez elegante, flexible y fuerte, como un sauce.
En los trescientos años de historia del karyukai, ninguna mujer se ha atrevido a desvelar sus secretos: nos lo han impedido las reglas tácitas de la tradición y el carácter sagrado de nuestra peculiar actividad.
Pero creo que es el momento de hacerlo. Quiero que se conozca como es en realidad la vida de una geisha, repleta de singulares exigencias profesionales y colmada de compensaciones. Son muchos los que sostienen que fui la mejor geisha de mi generación y, en verdad, coseche mas éxitos que cualquier otra. SIn embargo, con los años esa vida devino asfixiante para mi, y hube de abandonarla.
Hacia mucho tiempo que deseaba narrar esta historia.
Me llamo Mineko, aunque este no es el nombre que me puso mi padre al nacer: es mi nombre profesional. Lo llevo desde los cinco años, cuando me lo asigno la jefa de la familia de mujeres que habría de criarme conforme a la tradición de las geishas. El apellido de la familia es Iwasaki, y me adoptaron legalmente como heredera del mismo y sucesora a regentar el negocio cuando tenia 10 años.
Comencé mi carrera muy pronto, pues ciertos acontecimientos que viví a la edad de tres años me convencieron de que aquella era mi autentica vocación.
Me traslade a la casa de las geishas Iwasaki cuando aun no tenia 5 años y un año después comencé mi formación artística. Me encantaba el baile. Se convirtió en mi pasión; me entregue a el con gran fervor. Estaba decidida a ser la mejor y creo que lo conseguí.
La danza me ayudaba a seguir adelante cada vez que los demás requerimientos de la profesión me resultaban extremo pesados. Literalmente, ya que no sobrepaso los 45 kilos, y un kimono y los adornos para el cabello suelen alcanzar los 20. Era una carga excesiva. Yo me habría contentado con bailar, pero las exigencias del sistema me obligaron a debutar como maiko cuando todavía era una geisha de 15 años.
La casa de las geishas Iwasaki, estaba ubicada en el distrito de Gion Kobu de Kioto, el karyukai mas celebre y tradicional de todos.Es la comunidad en la que viví durante toda mi carrera profesional.
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A los 20 años "me cambie el cuello", cumpliendo así con el ritual de transición que simboliza el paso de maiko a geiko. A pesar de todo, a medida que iba consolidándome en la profesión, me sentía cada vez mas decepcionada por la intolerancia de nuestro arcaico sistema. Por ello trate de impulsar reformas tendentes a promover las oportunidades educativas, la independencia económica y los derechos laborales de las mujeres de la comunidad, pero mi incapacidad para cambiar las cosas me desalentó hasta el extremo de que, al final, decidí retirarme y, para disgusto de los demás conservadores, lo hice en pleno apogeo de mi fama, a la edad de treinta años. Cerré la casa de geishas Iwasaki, que entonces estaba bajo mi dirección, embalé los preciosos objetos que contenía y los valiosos kimonos, y me marché de Gion Kobu. Me case y ahora tengo una familia.
viví en karyukai durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, época en la que Japón experimento una transformación radical y la sociedad posfeudal se convirtió en una sociedad moderna. Pero yo pertenecía a otro mundo, un reino peculiar cuya identidad y misión dependían de que se preservasen las tradiciones del pasado. Y yo estaba empeñada en conseguirlo.
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Existe un gran misterio acerca de lo que significa ser una geisha, o en mi caso, una geiko, y no son pocos los equívocos que suscita nuestra profesión. Espero que mi relato contribuya a esclarecerla y, a la vez, sirva de testimonio de este singular componente de la historia cultural japonesa.

Introducción de "Vida de una geisha" de Mineko Iwasaki
agradecimientos a Javi de Sleepless beauty

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